Esta historia, de escasos días, es el ejemplo de la necesidad de un Centro de Recuperación de Cetáceos, en estas costas Gallegas. Desde el año 1997, se lleva reclamando, sin conseguir el propósito deseado.
¿Y por qué es necesario un centro? Pues, curiosamente, es en estas costas, es donde se refleja el más alto índice de varamientos con respecto al resto de las costas Europeas.
Además, estos animales, tienen largos periodos de recuperación. Sus inmensidades y sus necesidades, son difíciles de recrear con escasos medios. Aún así, las personas que forman el CEMMA, han conseguido alguna liberación que otra.
El CEMMA, es una asociación formada en 1990 por 15 socios, que gracias a su empeño en proteger, estudiar, divulgar y conservar tanto a los mamíferos marinos, como las tortugas, crean esta asociación. Formado por socios a título individual y grupos ecologistas. Como siempre, a este tipo de personas les caracteriza, el altruismo hacia lo natural.
La atención en los varamientos es importante. Se puede ayudar a recuperar el rumbo de estos magníficos animales, en el caso de que sea posible. Cuando un cetáceo de esta envergadura, encalla en nuestras costas, sino se les mueve con rapidez pueden sufrir daños musculares, desequilibrios iónicos, inflamaciones, estrés, que acaba formando ulceras, como fue el caso de Toxiño.
En Galicia, con el poco equipo que se dispone, se logra sacar adelante o por lo menos atender, lo mejor que se puede a todos aquellos animales marinos que se encuentran fuera de su medio habitual.
Día 30 de diciembre del 2012, se informa al CEMMA de un nuevo varamiento. Se trata de un golfiño riscado, Stenella coeruleoalba. Mide 1,20 metros, se le estima la edad de 6 meses.
http://www.youtube.com/watch?v=jWm4uBWgruQ
Cuando llega la unidad móvil, lo ven muy debilitado, por lo que teniendo el Acuario de O Grove a escasos 15 minutos, deciden proponer la opción de llevarlo para rehabilitarlo, hasta que su estado mejorase. Se desconocía el motivo de su presencia, tan lejos de su rumbo y tan cercano a nuestro peligroso “mundo”. El primer problema se presenta. El acuario está en obras y la situación de las dos entidades no es la misma que en otras situaciones, ya que con la anterior empresa que llevaba el acuario tenían un convenio para la rehabilitación de fauna. Por suerte se accede, aunque las condiciones que les acogen al escaso equipo no son las adecuadas. Se necesita controlar la flotabilidad y la natación al golfito, en un tanque de escasos dos metros cuadrados, con el tubo de absorción del agua, en el medio. El golfiño tenía daños musculares, necesitaba movimiento.
El tratamiento es difícil, se necesita equipamiento, expertos y colaboradores. Dadas las épocas en las que se presento, resultó complicado disponer de personal voluntario.
La sociedad portuguesa, con experiencia en rescate, cuidado y varamiento de este y otro tipo de especies, amablemente facilitaron sus protocolos y dieron muestras de animo al equipo, un tanto desolado y agotado, que realizo hasta turnos de 30 horas.
Se buscan otras opciones. Otras instalaciones. Aunque ya supone un riesgo el traslado del pequeño cetáceo.
Finalmente, el día 2 de Enero del 2013, se pregunta directamente en el puerto pesquero del Berbés, en Vigo. La acogida fue enorme, y cuando la respuesta era negativa el motivo siempre era de espacio. Afortunadamente, Tino y Mari, de Viveros Vigo, autorizaron el traslado a sus instalaciones, con todo el campamento base y de urgencias, que ello suponía.
Se presentan mejores condiciones. Tras los primeros problemas de flotabilidad, los días sucesivos, empieza a presentar una creciente mejoría. Su activación aumentaba, aunque aún se necesita introducirle por sonda la papilla necesaria para complementar las calorías que requería.
Los siguientes días, se comprueba como empieza a tomar sólo el pescado. Era capaz de bajar hasta el fondo y recogerlo. Incluso los últimos días, nos mostró un comportamiento que inducía a un posible problema, en el caso de que hubiese resistido más tiempo y es, la humanización. Sin querer, tendemos a mostrar un afecto, que los animales, sobretodo los mamíferos sienten, y les compensa. Les hace sentirse protegidos o al menos acompañados, por esas personas que procuran estar con el y darles de comer.
El jueves, 10 de enero, el golfiño, presenta problemas de flotabilidad y al mediodía, empieza a nadar escorado. Finalmente, al día siguiente, viernes, 11 de enero, ultima su supervivencia.
Una semana después, nos vuelve a sorprender la noticia.
El mal tiempo hace que aumente el número de cetáceos que acaban varando en las costas. Los biólogos de la Coordinadora para o Estudio dos Mamíferos Marinos, registran los cuerpos de cuatro delfines muertos.
Dos aparecieron en Baiona, otro en una playa viguesa, en Saiáns y en Oia. Presentaban marcas de redes. En muchas ocasiones quedan atrapados en las redes de los pescadores. Algunos de ellos, bastante sensibilizados, les intentan liberar, aunque en muchas ocasiones, es demasiado tarde y es cuando, con temporales como los vividos a finales del mes de enero, los empezamos a encontrar en las playas, en alto grado de descomposición. Por ello, después de que el equipo de biólogos obtuviese las muestras pertinentes, los trasladan a una planta de residuos para su posterior incineración.
Bióloga voluntaria.
CEMMA: www.cemma.org
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