María Marcos
Los corales son sorprendentes. Estas criaturas marinas, nos pueden deslumbrar, la plasticidad que les ha caracterizado, durante sus tantos años de existencia.
Sus espectaculares colores y diversas formas que conforman cada uno de estos organismos individuales, llamados pólipos. Que forman el coral en ese conjunto de iguales. Cada uno con sus tentáculos. Sin corazón. Sin cabeza. Sin pulmones. Sin gónadas…pero capaces de coordinarse, para hacer exactamente lo mismo, que cualquier otro animal.
Alimentarse, respirar, relacionarse con su medio y claramente también, tener reproducción sexual, y asexual, entre ellos. Lo que pasa es que, es algo más complejo y variado, de lo que nos imaginamos.

Recordemos que son uno de los animales más antiguos de la Tierra, así que imaginaros la cantidad de adaptaciones a las que se han tenido que exponer para sobrevivir en todos sus años de existencia.
Así que hoy, nos ponemos a descubrir, algunas curiosidades relacionadas con el sexo, de estas criaturas marinas.
Se puede decir, que la la mayoría de los corales son reproductores de transmisión, esto significa que, poseen la capacidad de reproducirse en una cantidad asombrosa de formas.
María Marcos Underwater photography, in Komodo National Park, Indonesia.
Su limitada movilidad, ya que en los arrecifes conforman lo que se llama, la roca viva de los fondos marinos, les ha llevado a adaptarse en sus diversos métodos de reproducirse, y continuar asi, extendiendo su población.
Los corales tienen varios métodos de reproducirse.
Por métodos asexuales y por métodos sexuales.

Coral fragmentándose en dos.
Un tipo de reproducción asexual, es la fragmentación. Consiste en que un pedazo de coral, puede desprenderse, y continuar creciendo, en donde caiga. A esto contribuyen infinidad de animales marinos que se hospedan entre los arrecifes, entre ellos por ejemplo, las tortugas marinas, que al mordisquear los corales buscando alimento, ayudan a su fragmentación y la propagación de estos.
En la cultura de los acuarios de corales, la técnica que se utiliza para aumentar sus colecciones, es conocido como, FRAG. Y en la conservación y recuperación de arrecifes, también se utiliza esta técnica. Se recolectan, se fragmenta, se cultivan y se protegen en viveros hasta que el microfragmento sea lo suficientemente fuerte para poder trasplantarlo en un área segura.

En verdad son clones de clones. Un ser vivo genéticamente idéntico al primero. Aunque, al fragmentarse en dos, pierde su identidad original. Pudiendo desarrollar adaptaciones diferentes a su medio.
Así que sí, los corales, son capaces de tomar la decisión de fragmentarse, un proceso que, dependiendo de la especie, le llevará distinto tiempo. Muchos se dejan caer o se van empujando en sentido opuesto hasta convertirse en dos, de este modo extienden su población. Es la manera en la que la naturaleza muestra, que siempre dispondrá de los métodos necesarios para incrementar la supervivencia, de las especies más ingeniosas.

Y lo curioso es, que aunque también se reproduzcan de forma sexual, al formarse el embrión que queda desnudo en la superficie del océano, el vaivén de las olas, los puede dividir, formando la fragmentación del embrión, y por cada uno de ellos, un clon más. Un organismo vivo, que dependiendo de la suerte que tenga, podrá fijarse y permanecer sésil en la roca, cumpliendo, el ciclo de la vida.
Es decir, que los corales tienen la capacidad de reorganizarse tras una fragmentación y continuar creciendo. Si lo piensan, es una maravillosa ventaja evolutiva.

Lo asombroso es, que los corales también tienen reproducción sexual. El patrón sexual de los pólipos del coral, es que la mayoría de ellos son auténticos hermafroditas, tienen ambos sexos, masculino y femenino, en cada pólipo. Pero los hay que solo son hembras, o solo machos. Y también los hay de sexo mixto y/o pueden intercambiar sexos durante su vida.
Los corales en su mayoría dispersan sus gametos en el agua circundante. Pero también puede ocurrir la fertilización interna y la cría, donde liberan larvas totalmente competentes que pueden iniciar una colonia propia.
La dispersión de sus gametos, dicen que es un espectáculo salvaje y colorido que es conocido como el desove de transmisión. Sólo ocurre una vez al año, después de la luna llena en Octubre, Noviembre. Los huevos, flotan hacia arriba esperando ser fertilizados. La sincronía con que lo hacen, es crucial.
Cuando esto ocurre, se forma el embrión, que se convierten en una larva de coral, llamada planula. Estas flotan en el océano, antes de caer al fondo del océano donde pueden adherirse al sustrato, y si tienen suerte y llevan en sus tejidos el alga que las sustenta, crecerá en una nueva colonia de corales.

En general, el esperma no fertiliza un óvulo con la misma genética, del mismo parental de coral. Esto permite que el futuro coral tenga una mayor diversidad genética.
Incrementar sus probabilidades de sobrevivir, ese es, su objetivo.
Cuanto más sepamos sobre los modos de reproducción y las capacidades y formas en que se ha adaptado el coral, para sobrevivir durante millones de años, más posibilidades tendremos de protegerlos en el futuro.
Fotografías tomadas en greenLand.Yc Melaka, Malaysia, por María Marcos.
María Marcos
Wildlife Biology, Environmental Journalists, Nature Guide.